COMUNIDAD TEOLOGICA DE MEXICO
MAESTRIA EN CIENCIAS BIBLICAS
INTERPRETACION TEOLOGICA DE
TEXTOS BIBLICOS.
CONDUCTOR: DAVID BRONDOS L.
ALUMNO: MAGDIEL OMAR MENDEZ G.
ELSA TAMEZ (Autobiografía)
“Hablar de Dios es, en cierto sentido, hablar de uno mismo. El hablar de uno mismo está ‘racializado’, ‘generizado’ (de género) y ‘culturizado’.”
“Yo fui pobre y feliz”. A los quince años, de Monterrey, se fue a la Cd. de México a vivir con su hermana mayor que se había casado con un pastor. Asistió a la Iglesia Presbiteriana de la colonia Hidalgo, donde aprendió a sentirse “ser una persona con palabra y…sentir la cercanía de Dios”. Ingresó al Seminario Bíblico Latinoamericano en Costa Rica a los 18 años donde asegura que “las ciencias bíblicas me quitaron la venda de los ojos”. A falta de Iglesia Presbiteriana asiste a la Metodista, considerándose influenciada por Wesley, Bultman, Barth, Quoist, Espinal, Cox, viviendo la fe fuera de las paredes del templo. Al mismo tiempo estudia literatura y lingüística en la Universidad Nacional. Dice haber descubierto al Dios de los pobres gracias a la Teología de la Liberación, el Dios que se indigna frente a la injusticia y opresión y opta por los excluidos de la sociedad. El libro más novedoso para los estudiantes presbiterianos a principio de los 70 fue Religión, opio o instrumento de liberación ,tesis doctoral de Rubén Alves, que, junto con T. L. de Gutiérrez y Pueblo oprimido, señor de la historia de Hugo Assmann, nutrieron su pensamiento. Ingresó a la investigación en el DEI (Departamento Ecuménico de Investigaciones) en Costa Rica, que trataba temas desde la economía y la teología. Discutieron ahí Las armas ideológicas de la muerte del jesuita Franz Hinkelammert , primer obra publicada por el DEI. Declara que es una de esas obras que han marcado su pensamiento hasta hoy día.
1
Cree encontrar en casi toda la Biblia al dios liberador de los pobres. En 1978 escribe La hora de la vida. Enseñó en el Seminario Bíblico que hoy es la Universidad Bíblica Latinoamericana. Su primer encuentro con la Teología feminista fue en México en 1979. En 1980 escribe el artículo La mujer que complicó la historia de la salvación. En 1985 se reúnen teólogas en Argentina y edita el libro El rostro femenino de Dios que recoge ponencias como Hacer teología desde la óptica de la mujer, Yo siento a Dios de otro modo, Cristología desde la mujer, en las que se rechaza el discurso analítico y racional como el único discurso válido en el quehacer teológico. En 1985 se titula de Lic. en Literatura y Lingüística (tesis nunca publicada) con la perspectiva secular en Cantar de los Cantares, como poemas universales de amor. En 1985 publica también el libro de entrevistas sobre la mujer a todos los teólogos más conocidos de América Latina. Hace doctorado en Teología en Lausanne, Suiza, poco antes de 1990. Al regresar encuentran el modelo económico neoliberal de mercado libre. Reconoce que la teología que habían estado haciendo era teología feminista patriarcal, reforzando valores que la sociedad había asignado a las mujeres como el sacrificio, la maternidad y la ternura, además de considerar a la trinidad, la cristología, la eclesiología como construcciones occidentales patriarcales. Se propusieron deconstruir y reconstruir el pensamiento teológico o la hermenéutica bíblica; temas como el cuerpo, el derecho al placer, la cotidianidad, incluyen los temas de más fuerza en su reflexión. Le gusta descubrir sentidos nuevos al texto, que digan su palabra a la realidad inmediata que la reclama. Descubre en la carta a los romanos a un Pablo no misógino que daba en el centro del problema de la opresión y muerte, propia de todos los sistemas e instituciones. Publica su tesis doctoral en 1990 que tituló Contra toda condena. Con otros, forman RIBLA y se establecen talleres intensivos (CIB) y la red de Biblia. Posteriormente, publica Cuando los horizontes se cierran, una relectura de Eclesiastés para “la sequía mesiánica que estamos viviendo en América Latina”. Aquí, hasta el 2001.
2
REPORTE DE LECTURA. Las mujeres en el movimiento de Jesús, el Cristo. Capítulos 4-6.
La sección de caps. 4, 5 y 6 constituyen la II parte subtitulada Mujeres anónimas que luchan y resisten, en cuyo Prólogo señala su curiosidad de que en una de las historias de Jesús en cruz se mencione a una hermana de María, tía de Jesús ( Jn. 19:25) y a otra María, mujer de Cleofas; que los nombres de ellas están totalmente ausentes en todas las historias que se cuentan sobre Jesús de Nazareth. Como ellas, dice Tamez, hay muchas mujeres de la vida diaria que pasan inadvertidas pero que son ejemplo de lucha y resistencia continuas. De ellas se propone hablar. [Pregunta 1]
Capítulo 4. Mujeres en dos parábolas. Describe la obstinación de una viuda (gr. chra), término al que Tamez le añade ‘pobre’. Repite 18:1 al indicar que la palabra intención de la parábola es la perseverancia en la oración (p. 61); nos recuerda que las escrituras insisten en la justicia al huérfano y a la viuda citando Prov. 14:31, 17:5, 15:25, 19:17, 22:22-23, Ex. 22: 21-22, Dt. 10:18, Lc. 20:47. Pero Tamez desea resaltar en este relato la obstinación de la viuda (p. 63) frente al personaje totalmente opuesto del juez. Simplemente pedía su derecho. La insistencia de la viuda logró que “el juez empezara a tenerle miedo, de caer en la vergüenza pública, perdiendo el honor”, además de ganarse una “gran bofetada” [Pregunta 2]. Finalmente logra la justicia. Dice que el juez no lo hizo por voluntad propia, por ayudar a la viuda, al contrario, cedió porque fue vencido por la acción perseverante de la viuda [Pregunta 3]. La segunda parábola de este capítulo (Lc. 15:8-10) es semejante a la de vv. 4-7, pero Elsa se abstiene de buscar semejanzas para la interpretación y busca significados en el estigma (p. 66) de inferioridad del esclavo y pobre, como probablemente fue la mujer que extravió uno de sus 10 dracmas (diez salarios=10 días trabajados). Resalta nuevamente la diligencia de la mujer para encontrar la moneda de plata, un denario. Ve en esa mujer (p. 67) a todas las mujeres trabajadoras de Asia y Palestina que aportan al sustento de la casa pues a los jornaleros pobres no les alcanzaría. Asegurar el sustento de un día es motivo de alegría, por eso se regocija con las demás; de ahí deduce que las mujeres son compartidas y solidarias. [Pregunta 5].
3
Capítulo 5. (Mr. 5: 21-43) Primero esboza el sistema de pureza judío; de ahí expresa la importancia del relato de una mujer enferma (impura) y su reincorporación a la sociedad. Observa que el sistema de pureza traía muchas desventajas a las mujeres y a los pobres (p. 74). “Imagínense la situación…de una mujer enferma de flujo de sangre crónica” (p. 75) si en el solo tiempo de menstruación ya era una mujer impura según las leyes. Hace notar una historia dentro de otra historia (Jairo y la mujer de flujo de sangre). La mujer debía estar marginada y no tocar a nadie, según las normas, pues convertía en impura cada cosa que tocaba. Su estado: sangrando, marginada, aislada, sin relaciones sexuales, una forma de esterilidad=no tener hijos, y pecadora porque se identificaba causalmente al pecado y la enfermedad, además, pobre porque gastó su fortuna en médicos (pp. 76-77); pero se atrevió, desafió todas las normas y estigmas contra ella; tocó a Jesús, le robó un milagro, transgrediendo la ley sobre la pureza. Tamez reporta que Jesús hizo público este atrevimiento para que las demás mujeres marginadas se atrevieran también a ser osadas y cambiar los patrones que las marginan (p. 78): porque la mujer le contó toda la verdad en público (p. 79), también la verdad e su infelicidad y marginación [Pregunta 6].
Capítulo 6. (Mr. 7:28-30; Mt. 15:21-28). Según Elsa Tamez, Jesús es desafiado por una mujer gentil, ella hizo que Jesús cambiara lo “ir primero a las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mt. 15:24) y se abriera a los gentiles, a los no judíos (p. 82). Tal vez esta es la mujer más atrevida de las del movimiento de Jesús (p. 83); el amor a su hija le lleva a saltar por encima de las reglas de su cultura y de otra cultura; pero Jesús se niega a sanar a la hija de esta mujer [Pregunta 7]. Esta sostiene un diálogo tenaz, insistente y al tú por tú; lo buscó, lo importunó hasta lograr la sanidad de su hijita. Invita, Tamez, a luchar hasta cambiar las cosas; se echó a los pies de Jesús, insistió dos o tres veces, le habló a un varó judío en la calle, soportó que la llamaran “perrita” [Pregunta 8], pero hizo que Jesús cambiara de postura respecto a los gentiles. Le enseño a Jesús y cambió los tiempos (pp. 87-88). “Jesús reconoció su posición equivocada y cambió su postura” (p. 89).
4
Sobre el subgénero literario en Las mujeres en el movimiento de Jesús, el Cristo.
- Tamez escribe una ¿Narrativa histórica? y en primera persona; manifiesta opiniones muy personales; a veces exageradas, hace pasar por historia lo que consiste en una parábola (Lc. 18;1-8); escribe sopesando, comparando inmediatamente ahí donde encuentra un motivo para hablar bien de la mujer y denunciar a los hombres. Por otra parte, parece escribir a mujeres lastimadas, desesperanzadas, siempre recordándoles que pueden resistir, luchar y lograr; su preocupación parece un tanto pastoral y otro tanto de la equidad de géneros.
- Utiliza una narración amena, muy cercana al cuento.
- Se auxilia muy hábilmente del personaje “Lidia” (p. 9-14) para contextualizar lo que sucedía en ciudades helenistas fuera de Palestina como Filipos, ciudad del personaje narrador.
Observaciones metodológicas desde las preguntas de análisis.
- Para Lc. 18:1-8, está de acuerdo en que la perícopa fue colocada después de la mención escatológica sobre los días del Hijo del Hombre con la intención de alertar la perseverancia de las comunidades en el retraso de la parusía (p. 70, nota 1).
- Con una narración sencilla trata de describir las situaciones sociales, políticas, culturales.
- Se auxilia de la gramática hecha por Joseph Fitzmyer e Ivoni Richter Reimer (esta última en RIBLA) para establecer el significado de upwpiazh=bofetada.
- Parece seguir la exégesis pero no considera la pregunta de Lc. 18:8.
- Es honesta cuando aclara (p. 70) que la lectura de Lc. 15:8-10) se hará con el criterio de Luise Schottroff.
- Dejó pasar la fuerza que redaccionalmente tiene la parábola de la oveja perdida justo antes de la del dracma perdido, y la parábola del hijo pródigo inmediatamente después.
5
Preguntas a los participantes.
1. ¿Crees que sea exegéticamente correcto hacer pasar una parábola por una historia real? (p. 61) ¿Y hermanéuticamente? ¿Puedes hacer la distinción?
2. En la nota 5, p. 70, se dice que las mujeres tienen que inventar tretas para hacerse justicia, ¿Qué opinas?
3. ¿Resultó el juez finalmente ser muy injusto?
4. ¿Significa Lc. 18:7, “mucha oración, mucho poder; poca oración, poco poder”?
5. ¿Porqué Tamez no consideró la parábola de la oveja perdida (Lc. 15:4-7) ni la del hijo perdido (15:11-32) para la interpretación de la del dracma perdido en 15:8-10, si aquellas enmarcan el tema?
6. ¿Crees que Jesús dignifica el cuerpo de los marginados por las leyes de impureza, al sanar a la mujer con flujo (Mr. 5:21-34)? ¿Cómo?
7. ¿Porqué Jesús se niega al principio sanar a la hija sirofenicia? (p. 85)
8. El diálogo de Jesús y la sirofenicia contiene un insulto de Jesús; ¿Qué opinas? (p. 85 y Mc. 7:27)
No hay comentarios:
Publicar un comentario